miércoles, 14 de septiembre de 2016

Desde que te perdí...


Quien no lo sepa ya, lo aprenderá deprisa: la vida no para, no espera, no avisa. Tantos planes, tantos planes vueltos espuma. Tú por ejemplo, tan a tiempo y tan inoportuna. 

Jorge Drexler.

¿Por qué será que me da por abandonar mi blog? Creo que es una relación un poco complicada, sé que está ahí, y a veces me siento culpable de no continuarlo; otras veces tengo la inspiración para escribir pero no tengo el ánimo para hacerlo, o simplemente no estoy cerca de mi computadora y cuando llego a ella la idea se ha esfumado... En fin, aquí estoy de nuevo escribiendo, quizá un poco por inspiración, quizá un poco por obligación, pero definitivamente como desahogo.

Hoy descubrí que el ex-amor de mi vida me bloqueó en todas las redes sociales, no me sorprende después de cómo terminamos yo también lo había bloqueado. Lo descubrí porque la tentación me ganó y quise stalkearlo en FB y cuando no lo encontré hasta pensé que era yo la que lo tenía bloqueado, oh sorpresa que no... Debo de admitir que no supe cómo reaccionar, han pasado más de dos meses desde la última vez que hablé con él, han pasado casi cuatro meses desde la última vez que lo vi, mi impresión inicial fue la de sorpresa, e indignación (¡cómo se atreve a bloquearme!), momentos después fue la risa, qué curioso giro de sucesos dieron nuestras vidas. No lo voy a justificar, no me voy a justificar, no lo voy a atacar, ni me voy a victimizar. Fue lo que fue, no más. 

Hace unos meses uno de mis mayores miedos era no volver a sentir lo que había sentido por él, tenía miedo de enamorarme pero más miedo de no enamorarme. Estoy enamorada del amor, eso ya lo saben, a lo largo de este blog les he compartido todas mis desventuras y aventuras amorosas. Tenía miedo de que todo lo bueno de mí, todo lo que me hacía ser yo, el entregarme completamente cuando me enamoro hubiera desaparecido después de lo que pasó con Cuatro (como recordaran, en entradas iniciales enumeraba a mis amores). Hoy sé que Cuatro no es el amor de mi vida, aunque es el primero que me hace creer en un ever ever after, forever and ever until death. Hoy sé que después de encontrar y perder al amor de tu vida, aún puedes encontrar el amor. En la última carta que le escribí a Cuatro le decía que ya no quería ser Ted que buscó el relicario de Robin para regalárselo el día de su boda; que al final robaba el cuerno azul francés para dárselo porque siempre estuvo enamorado de ella. No. Yo no quiero ser Ted en ese sentido, yo soy Ted cuando se enamora, pero quiero ser Lily y Marshall enamorados. No quiero regresar a ese viejo amor que me lastimó tanto y que nunca pude olvidar. No. No quiero ser Ted así. 

Me gustan los amores nostálgicos, sí, no lo voy a negar. Me gustan esos amores que te sientas a recordar al atardecer, justo cuando el sol no termina de ocultarse pero ya no quema como antes, igual que esos amores que me siento a recordar. Aún resplandeciendo pero ya no ardiendo. Tengo un par de esos amores, que de vez en cuando me gusta revolver las cenizas para atisbar una pequeña chispa que se esfuerza por mantenerse encendida, me gusta de vez en cuando encender esas chispas. Sé que Cuatro no es uno de esos amores nostálgicos, no hago menos los momentos que pasamos, al contrario, los atesoro con mucho cariño y me gusta recordarlos, pero la diferencia entre mis amores nostálgicos y él es, que con él todo llegó a su fin. La relación, el cariño, el aprecio, la amistad, el amor, los "por siempre"... Se terminaron. La situación en sí no deja de ser triste, una persona que lo fue todo ahora es un cero a la izquierda en tu vida, se vuelve un número más a la lista pero así son las cosas. Así es la vida, y la vida se trata de seguir adelante. Hoy sé que soy capaz de muchas cosas, tanto buenas como malas, pero sobretodo sé que aún puedo sentir lo que sentí aquella noche cuando vi a Cuatro por primera vez. La magia existe y seguirá existiendo dentro de mí, sin importar cuántos malos momentos pasen.