viernes, 7 de octubre de 2016

¿Qué hago ahora conmigo?

Me veo claramente, haciendo preguntas que ya conocía con mi indiferencia ante el ya crecerás.

Silvio Rodríguez 

¿Cuántas noches de vigilia pasé pensando en ti? ¿Cuántas veces me pregunté si tú seguías pensando en mí? ¿Cuántas veces ensayé los diálogos que te hubiera dicho de haberte visto una vez más?¿Cuántas veces cambiaron esos diálogos? ¿Cuántas veces soñé que me volvías a buscar? ¿Cuántas veces te volví a buscar? ¿Cuántas veces repasé nuestra historia desde el principio hasta el final? ¿Cuántas veces me pregunté dónde fue que fallamos? ¿Cuántas veces añoré sentir lo que sentí por ti? ¿Cuántas veces dudé sentirlo otra vez? ¿Cuántas veces aseguré que serías el amor de mi vida? ¿Cuántas veces defendí y peleé por ese sentimiento? ¿Cuántas veces lo justifiqué? ¿Cuántas veces vi ese libro o ese llavero añorando el momento cuando me los diste, preguntándome si verías de la misma manera los detalles que tuve para ti? Después de cuatro meses, hoy te volví a buscar y te encontré en ese lugar donde sabía que te encontraría. Sonreías. Te busqué esperando sentir: un pinchazo en el corazón, un vuelco en el estómago, o el ardor en mis ojos justo antes de llorar. Puntual, como otras tantas veces que te recordé, que te pensé. Esperaba. Esperé. Y sin embargo no llegaste. Al contrario, desapareciste. Me sentí vacía, sin razones y sin sentidos. Tu recuerdo, que hasta hace algunas horas seguía presente, se desvaneció cuál vapor en un espejo. Me vi claramente en ese espejo. Mi cabello, siempre despeinado, nunca igual, se veía perfecto. Mis ojos, grandes y tristones, brillaban. Mi boca, pequeña y en perpetuo puchero, sonreía. Mi nariz, combinación (im)perfecta de mis padres, dejó de incomodarme. Sé que disfrutabas despeinando mi cabello, sé cuánto te gustaban mis labios, sé que te gustaban mis ojos, y nunca te importó mi nariz. Siempre quise verme a través de tus ojos, entender que era lo que veías en mí. En el espejo, más que verme me pensaba como creía que me veías tú. Hoy, sin tu reflejo, me vi. Vi todas las veces que mi corazón se rompió, todas las veces que me volví a enamorar; vi todas las veces que me equivoqué, las veces que acerté; vi a mis amigos, y a los que ya no lo son. Vi las piezas del rompecabezas que soy, y ahí, donde estabas tú, vi que algo no encajaba bien. Creí que tu lugar era ahí, y no fue así. Era un detalle sutil, casi imperceptible, si no miras con detalle es muy fácil dejarlo pasar pero ese no era tu lugar. No es que dejaras de encajar, no es que cambiara de piezas, es que ese nunca fue tu lugar. Fuiste, hasta la fecha, la pieza que más cercana ha estado de encajar, pero hoy me doy cuenta que ese nunca fue tu verdadero lugar. Me sentí vacía cuando te vi... Y libre. Después de eso, ya no vi tu reflejo en mi espejo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Desde que te perdí...


Quien no lo sepa ya, lo aprenderá deprisa: la vida no para, no espera, no avisa. Tantos planes, tantos planes vueltos espuma. Tú por ejemplo, tan a tiempo y tan inoportuna. 

Jorge Drexler.

¿Por qué será que me da por abandonar mi blog? Creo que es una relación un poco complicada, sé que está ahí, y a veces me siento culpable de no continuarlo; otras veces tengo la inspiración para escribir pero no tengo el ánimo para hacerlo, o simplemente no estoy cerca de mi computadora y cuando llego a ella la idea se ha esfumado... En fin, aquí estoy de nuevo escribiendo, quizá un poco por inspiración, quizá un poco por obligación, pero definitivamente como desahogo.

Hoy descubrí que el ex-amor de mi vida me bloqueó en todas las redes sociales, no me sorprende después de cómo terminamos yo también lo había bloqueado. Lo descubrí porque la tentación me ganó y quise stalkearlo en FB y cuando no lo encontré hasta pensé que era yo la que lo tenía bloqueado, oh sorpresa que no... Debo de admitir que no supe cómo reaccionar, han pasado más de dos meses desde la última vez que hablé con él, han pasado casi cuatro meses desde la última vez que lo vi, mi impresión inicial fue la de sorpresa, e indignación (¡cómo se atreve a bloquearme!), momentos después fue la risa, qué curioso giro de sucesos dieron nuestras vidas. No lo voy a justificar, no me voy a justificar, no lo voy a atacar, ni me voy a victimizar. Fue lo que fue, no más. 

Hace unos meses uno de mis mayores miedos era no volver a sentir lo que había sentido por él, tenía miedo de enamorarme pero más miedo de no enamorarme. Estoy enamorada del amor, eso ya lo saben, a lo largo de este blog les he compartido todas mis desventuras y aventuras amorosas. Tenía miedo de que todo lo bueno de mí, todo lo que me hacía ser yo, el entregarme completamente cuando me enamoro hubiera desaparecido después de lo que pasó con Cuatro (como recordaran, en entradas iniciales enumeraba a mis amores). Hoy sé que Cuatro no es el amor de mi vida, aunque es el primero que me hace creer en un ever ever after, forever and ever until death. Hoy sé que después de encontrar y perder al amor de tu vida, aún puedes encontrar el amor. En la última carta que le escribí a Cuatro le decía que ya no quería ser Ted que buscó el relicario de Robin para regalárselo el día de su boda; que al final robaba el cuerno azul francés para dárselo porque siempre estuvo enamorado de ella. No. Yo no quiero ser Ted en ese sentido, yo soy Ted cuando se enamora, pero quiero ser Lily y Marshall enamorados. No quiero regresar a ese viejo amor que me lastimó tanto y que nunca pude olvidar. No. No quiero ser Ted así. 

Me gustan los amores nostálgicos, sí, no lo voy a negar. Me gustan esos amores que te sientas a recordar al atardecer, justo cuando el sol no termina de ocultarse pero ya no quema como antes, igual que esos amores que me siento a recordar. Aún resplandeciendo pero ya no ardiendo. Tengo un par de esos amores, que de vez en cuando me gusta revolver las cenizas para atisbar una pequeña chispa que se esfuerza por mantenerse encendida, me gusta de vez en cuando encender esas chispas. Sé que Cuatro no es uno de esos amores nostálgicos, no hago menos los momentos que pasamos, al contrario, los atesoro con mucho cariño y me gusta recordarlos, pero la diferencia entre mis amores nostálgicos y él es, que con él todo llegó a su fin. La relación, el cariño, el aprecio, la amistad, el amor, los "por siempre"... Se terminaron. La situación en sí no deja de ser triste, una persona que lo fue todo ahora es un cero a la izquierda en tu vida, se vuelve un número más a la lista pero así son las cosas. Así es la vida, y la vida se trata de seguir adelante. Hoy sé que soy capaz de muchas cosas, tanto buenas como malas, pero sobretodo sé que aún puedo sentir lo que sentí aquella noche cuando vi a Cuatro por primera vez. La magia existe y seguirá existiendo dentro de mí, sin importar cuántos malos momentos pasen.

domingo, 12 de junio de 2016

Universos Paralelos


Llévate del aire el perfume de tu pelo, no ves que yo no sé qué hacer con mis dos universos paralelos

-Jorge Drexler.

La mejor manera de empezar esta historia, es comenzarla por el final. Dos personas desgastadas, molestas, confundidas y tristes, uno con novia, otra soltera, y los dos tristes. Después de una de las peores peleas que habían tenido, ya no había marcha atrás, él comenzaba a enamorarse de alguien más y ella tenía que seguir adelante. Si se habían amado en algún momento, de ese amor ahora sólo quedaban restos. Ella siempre había pedido más de lo que él estaba dispuesto a dar, por lo menos a ella, en su última pelea se dio cuenta que el problema era con ella personalmente, no con nadie más, si nunca fueron novios, no fue porqué él no quisiera una relación, sólo no quería una relación con ella.

Las últimas semanas habían sido muy complicadas, él había terminado con ella pero ella seguía regresando a él, lo seguía buscando, seguía creyendo que él era el amor de su vida e iba a luchar hasta el final para que así fuera. La última vez que hablaron seriamente, ella le había dicho que lo amaba, era la primera vez que lo decía, era la primera vez que se sentía segura de decirlo, no era algo que hiciera o que sintiera a la ligera y ella ya lo había pensado desde hace mucho tiempo, pero era la primera vez que se atrevía a decírselo. No estaba segura de cómo lo sabía, simplemente lo sentía, lo sintió prácticamente desde el principio pero le daba miedo decirlo, prefirió esperara hasta el último momento cuando supo que ya estaba apunto de perderlo. Quizá como una técnica desesperada de demostrarle que ella seguiría con él a pesar de que él no quisiera, y él le respondió, le dijo las palabras que ella anhelaba escuchar, pero sin el sentimiento que a ella le invadía.

La última vez que se vieron casi no hablaron, ella llegó a su casa, en la entrada se besaron y pasaron directamente a su cuarto, ni siquiera se habían terminado de quitar la ropa cuando ella ya estaba sobre la cama y él ya la estaba penetrando, hicieron el amor (como solían llamarle a las relaciones sexuales que tenían entre ellos dos) rápido y sin intimidad, no habían pasado los 20 minutos cuando él ya se estaba viniendo y los dos se vistieron rápidamente para evitar que los atraparan en pleno acto. Fueron por donas, y adiós, se había hecho tarde y los dos tenían cosas que hacer. Hubieron besos y abrazos, pero no hubo amor.

Días antes, habían estado peleando porque él ya no le dedicaba tiempo a ella, se la pasaba trabajando o con sus amigos, a ella ya no la veía como antes, de no poder estar el uno sin el otro, ahora se veían una vez a la semana, si se acomodaba con sus agendas, para irse juntos a un motel y hacer el amor… A esas alturas ella ya había notado que algo había cambiado, pero cuando lo enfrentaba él lo negaba, en sus palabras ella sólo hacía drama, no pasaba nada más, no había nadie más, sólo una amiga, no pasaba nada con ella, no había nada más.

Cuando él había regresado de uno de sus tantos viajes, ella estaba decidida a ponerle un punto final a esa relación, estaba cansada de seguir esperando de él algo más, estaba decidida a terminar. Cuando estaban acostados en la cama, de ese motel en particular, donde ella había perdido su virginidad, donde se habían unido en uno sólo por primera vez; sus ojos se llenaron con lagrimas al pensar en la posibilidad de dejarlo; no estaba lista para hacerlo, pero al día siguiente lo hizo, le dijo que no podía seguir con él mientras él siguiera haciendo las cosas de la manera en las que las estaba haciendo. Eso duró unos cuantos días y después, estaban bajo la lluvia repasando su historia desde el principio al fin, y ella explicándole porqué le dolía tanto dejarlo. Ella estaba segura que él era el amor de su vida, lo había sentido la primera vez que lo vio.

Se había ido casi dos meses a otro país, se había ido el día de su cumpleaños a pesar de que ella le había pedido que no lo hiciera, eso la había lastimado mucho, siempre había querido pasar un cumpleaños con él, ya fuera el suyo o el de ella. Para ella era algo especial, le gustaban los cumpleaños, siempre le habían gustado, le encantaba hacer la cuenta regresiva para el día de su cumpleaños, le encantaba que todos supieran que ya iba a cumplir años, no importaba la edad, ese día era su día especial. Y quería pasarlo con él, aún sabiendo que ese tipo de fechas las celebran juntos los novios, y ellos no lo eran. Decidieron adelantarlo unos días para que no pasara desapercibido, pero en esa ocasión él llegó tarde, como muchas otras veces se preguntó si era buena idea irse de ahí y dejarlo ¿valía la pena seguirlo esperando? ¿por qué, si nunca ha mostrado el mismo interés tendría que esperarlo? Lo esperó, pensó que a lo mejor le traería un regalo, él sabía que a ella le gustaban los cumpleaños, ella le había dado un regalo en su cumpleaños… Lo esperó, ya había pasado más de media hora y él seguía sin llegar pero ella lo esperó; cuando no pudo más y decidió irse, él llegó, como siempre en el último minuto, cuando ella estaba decidida a no seguir esperando por él, él llegó. ¿Cómo iba a poder dejarlo, si él seguía haciendo el intento por estar ahí?

Cuando se vieron la primera vez después de que ella había regresado de su viaje, el primer viaje en el que ella se iba y él se quedaba, recordó porqué estaba tan enamorada de él. Cuando se abrazaron, cuando se besaron, había fueguitos en su interior, se dijo así misma que eso tenía que ser amor, no podía ser nada más. Cuando estaba con él, había fueguitos, había emoción, había tranquilidad, había una visión a futuro… lo veía en su futuro y él a ella. Él se lo había dicho cuando ella estuvo lejos, en más de una ocasión ya habían habido señales de que los dos se veían en un futuro juntos. Sabía que eso no era producto de su imaginación.  El problema era que ella era aún muy joven, aún le faltaban muchas cosas por hacer, muchas más cosas que disfrutar, otros labios que besar, otros amores que probar, muchas historias más que vivir. Esas ansiedades de ser libre la invadían de vez en cuando; la invadieron cuando estando de viaje se besó con alguien más; la invadieron cuando, mientras él estaba en su viaje de dos meses en otro país, ella se acostó con alguien; la invadieron cuando la oportunidad de sus sueños se presentó ante sus ojos; pero decidía ignorar esas ansiedades cuando estaba con él porque él era el amor de su vida y no quería a nadie más.

Habían regresado después de un mes de estar peleados, él la había buscado a ella después de darse cuenta que había cometido un error al dejarla ir por estar con alguien más, ella había decidido perdonarlo, porque estaba segura que ya no sentía nada por él, y ya estaba cansada de pelear. Cuando él le dijo que no quería que fueran novios, ella aceptó, pensó que ya había madurado y que ya había aprendido a separar el sexo y los sentimientos, sólo se iba a acostar con él y nada más, ya no era hacer el amor, como solían llamarle, era sólo sexo… O eso quería creer ella. Poco a poco, se volvió a enamorar de él, y es que nunca lo había dejado de amar, sólo se había querido engañar creyendo que ya no sentía nada por él, cuando la verdad era que cada que él estaba cerca de ella, cada que él la tocaba, cada que se abrazaban, incluso con que solamente le hablara, en ella volvían a nacer esos fueguitos que no había sentido con nadie antes de él.

Cuando le dijeron que él ya estaba con alguien más no puedo decir que ella no lo podía creer, porque ella ya lo sabía, cuando él le había pedido que dejarán de coquetear, ella muy adentro sabía que él ya estaba con alguien más; pero aún así cuando le confirmaron sus temores no pudo evitar sentir que algo se rompía adentro de ella, las mentiras, los engaños, las pelea, ahora todo se volvía más claro; él ya había encontrado a alguien más. El dolor que sintió aquella vez, sólo es superado por la última pelea que tuvieron, aún así, logró salir adelante. Logró juntar todas sus fuerzas para decidir que ese era el final, que no había más que le pudiera perdonar.

Cuando él se había ido a otro país por cinco meses, ella creyó que podrían aguantar, que podrían hacerlo funcionar; ella, que nunca había creído en las relaciones a larga distancia, se dijo así misma que esta valía la pena intentar hacerla funcionar. El día que se despidieron, fue uno de los días más bonitos que ella pueda recordar, a pesar de ser un día triste porque no se iban a ver en mucho tiempo, fue un día especial, hicieron el amor hasta que no pudieron más, rieron, platicaron, se abrazaron, se besaron, durmieron, y cuando se despidieron, ella sintió los fueguitos en su interior. No pasaba nada, las cosas iban a funcionar. Y aunque al poco tiempo las cosas se pusieron difíciles, siguió creyendo en que eso iba a funcionar. Aún cuando él estaba apunto de regresar, y ella pensaba en terminar, en su interior siguió creyendo que lo suyo estaba predestinado a más.

La primer pelea fuerte que tuvieron fue porque él había estado saliendo con otras personas mientras estaba con ella, ella sabía que ellos no tenían nada formal pero aún así le dolió cuando él se lo dijo. Ella comenzaba a enamorarse de él, comenzaba a darle rienda suelta a esos fueguitos que llevaba tiempo conteniendo porque no quería que esa relación llegara a algo más. Cuando se vieron de frente, cuando empezaron a pelear, supo que había algo distinto con él a todos los demás, él la había hecho reír, aún estando enojada, aún estando decepcionada, él había conseguido hacerla reír, había logrado que por un momento ella olvidara todo lo malo. En ese momento se dio cuenta que no quería alejarse de él, y lo besó. Después de ese beso, todo lo malo quedó olvidado y dejaron que su relación siguiera, que los fueguitos crecieran.

Era enero, y los dos habían salido con amigos de él, ella estaba nerviosa, se sentía fuera de lugar pero estar con él la hacía olvidarse de todo, le gustaba estar con él, le gustaba que él la abrazara, que le dijera cosas al oído, que la llevara con sus amigos, le gustaba estar con él; aún no estaba segura de adónde se dirigía esa relación, pero sabía que estar con él le gustaba. Por la tarde de ese día, decidieron dejar a sus amigos e irse a un motel cerca de la casa de él; ella estaba nerviosa, era su primera vez, no estaba segura de qué era lo que tenía que hacer, qué era lo que pasaba en esa situación, qué iba a pensar él cuando la viera desnuda, cómo se vería él desnudo… Sus besos, que al principio eran tímidos, se volvieron más apasionados, sus movimientos, que comenzaron siendo torpes, se sincronizaron en un mismo son, fue como si bailaran un tango improvisado, lleno de sensualidad, de pasión, de movimientos nuevos que cada uno iba inventando; estaba segura que ese día estaban creando todo un universo nuevo, con sus planetas y sus soles, con sus estrellas  y sus galaxias. Fue en esa ocasión cuando se dio cuenta que se estaba enamorando perdidamente de él.

Era la primera vez que se veían después de 3 meses que él había estado lejos, habían mantenido comunicación mientras estuvo lejos, pero a ella le asustaba que cuando se vieran otra vez, no se fueran a gustar, antes de que él se fuera, habían pasado momentos juntos muy agradables, y le gustaba platicar con él, sentía que tenían mucho en común a pesar de tener personalidades muy distintas, con él las cosas fluían con naturalidad; no sentía la necesidad de impresionarlo, sentía que podía ser ella sin miedo a que la rechazara, que podía dar sus opiniones sin que la juzgara. Se sentía libre estando con él. El día de su primer beso fue una tarde de agosto, y fue, por mucho, el mejor primer beso que había tenido en toda su vida. No fue un beso robado, no fue un beso forzado, fue un beso que, como todo con él, fluyó con naturalidad, fue la primera vez que sintió que algo se encendía dentro de ella, fue el primer fueguito que nació entre los dos.

El día que se conocieron, ella estaba alejada de la multitud, nunca le habían gustado las multitudes y no sabía realmente cómo platicar con gente nueva. Él estaba platicando con un grupo de amistades, cuando una conocida en común los presentó, a los dos les gustaba mucho el cine, y su primer plática fue de películas. Fue extraño para ella poder platicar con alguien de la manera que estaba platicando con él, pero en ese momento no le importó, estaba comenzando a disfrutar del momento, pero no duró mucho porque se tuvo que ir, tenía 19 y un par de padres sobreprotectores que no les gustaba que saliera de noche; se despidió de él y se dijo que jamás le volvería a hablar a ese muchacho. Cuando se subió al carro, una imagen fugaz pasó por su mente, ella y él en su casa, viendo películas, nada más.


La mejor manera de terminar esta historia es con el comienzo. Dos personas que se acababan de conocer, que tuvieron una conexión instantánea pero que no sabían lo que estaban por vivir, dos personas que no se imaginaban que estaban por vivir una historia que los iba a desgastar hasta la médula, en la que se iban a desgarrar el alma por salirse con la suya, una historia de amor que se viven con pocas personas, una historia de amor que si la viéramos en el cine tendría un final feliz. La mejor manera de terminar esta historia es con dos personas que por azares del destino, terminaron estando en el mismo lugar y a la misma hora.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Es sólo una cuestión de actitud

Es sólo una cuestión de actitud 
si lo cuentas no se cumple el deseo 
es sólo una cuestión de actitud 
¿caballero me podría dar fuego? 
es sólo una cuestión de actitud 
atreverse a desplazarse en el tiempo 
es sólo una cuestión de actitud 
entender lo que está escrito en el viento. 
Es sólo una cuestión de actitud 
ir con taco aguja en pista de hielo 
es sólo una cuestión de actitud 
recibir los golpes, no tener miedo 
es sólo una cuestión de actitud 
y no quejarse más del todo, por cierto 
es sólo una cuestión de actitud 
atreverse a atravesar el desierto. 
Hay un pozo profundo en la esquina del sol 
si caes la vida te muele a palos. 
tengo rabia que todo se pase y adiós 
mi pelea es por estar a tu lado. 


Es solo una cuestión de actitud - Fito Páez

Después de una larga ausencia he vuelto para seguir contando mis penas; es curioso, había abierto este blog para desahogarme, para escribir y sentirme mejor, y había estado funcionando, pero como todas las cosas que empiezo para sentirme mejor, la dejé en cuanto empecé a notar los resultados... Y heme aquí de nuevo, con mis miedos y mi ansiedad cegando mi camino, bailando en una delgada línea entre que tengo una recaída y no. No os preocupéis, mis lectores, no he vuelto a caer en depresión, pero sí hay algo en mí que me está causando malestar. Sucede que pienso de más las cosas y eso puede ser contraproducente algunas veces; el otro día platicaba con el amor de mi vida acerca de esto, y le decía que cuando él apenas estaba pensando en A, yo ya había considerado B, C, D y a veces hasta E, hay situaciones en lo que esto puede ser una virtud, pero la mayor parte del tiempo solo me complica las cosas. Al estar pensando constantemente lo que va a pasar, o por lo que ya pasó, olvido disfrutar lo que está pasando. No digo que sea malo planear a futuro, ni tampoco digo que esté mal recordar cosas que nos pasaron ya sea malas o buenas, lo que digo es que no está bien vivir el presente pensando que "antes las cosas eran así" "tú solías ser así" "recuerdas cuando hiciste" ni está bien pensar que en el futuro podríamos estar mejor. El pasado  ya no está. Punto. Lo que se hizo o deshizo ya fue, y no se puede cambiar, si fue malo podemos aprender de ello y seguir adelante, si fue bueno, lo dejamos como un buen recuerdo y ya. Y el futuro es ahora, no podemos vivir con la idea de "mañana", el mañana llega puntual como todos los días, entonces lo que pensabas hacer mañana, lo vas hacer; no hay necesidad de desgastarse pensando en lo que será dentro de unos cuántos años. Y ese es mi problema, me desgastó pensando en las cosas que me hicieron daño o que me hicieron feliz, y en las cosas que me harán feliz o no en un futuro, y me pierdo de lo que tengo enfrente. 

Desde la última vez que escribí para desahogarme (y no por obligación moral hacia mi blog), han pasado un montón de cosas. Para empezar, ya estoy a medio paso de titularme y un paso de algo muy grande (que no aún no les voy a contar). En segundo lugar, entré a la vida Gódinez... perdón, quise decir laboral. Y debo decir que no fue fácil, no sólo porque estoy sentada en un escritorio frente a una computadora 8 horas diarias, también porque fue muy difícil adaptarme a ese lugar, yo sé que soy una persona difícil pero vaya que me sentía incómoda con mis compañeras, qué difícil era para mí levantarme todas las mañanas para ir a un trabajo que no disfrutaba en nada; pero eso cambió, no sé en qué momento pasó ni qué fue lo que pasó, pero un día empecé a formar parte de las pláticas, empecé a reír, a platicar, a bromear, a sentirme parte de. Sigue sin gustarme por completo lo que hago, siento que podría hacer un mayor cambio haciendo otra cosa, pero por algo tenía que empezar, y hasta cierto punto ahora disfruto más el ambiente en mi trabajo. 

Pero en realidad, esto no era el propósito principal por el que volví a escribir en mi blog. Volví a las andadas porque he regresado a un punto en el que a había estado. Habrán notado que al inicio de esta entrada mencionaba al amor de mi vida, pues sí, aquel muchacho que en una entrada del año pasado llamaba la excepción de mi vida, hoy digo con toda seguridad con toda seguridad que es el amor de mi vida, aquel al que le había escrito una carta a finales de octubre del año pasado en el que le decía que no podía más con su estilo de vida, que lo amaba y que haría cualquier excepción por él pero que ya no podía seguir así... Pues bueno, seguí unos cuantos meses así.... Otra vez... No me regañen, yo lo sé, yo lo sé, que terquedad la mía de seguir con él; pero precisamente por eso vengo hoy a escribir (otra vez sobre él y por él). Hoy me doy cuenta que lo que había creído madurar desde el año pasado hasta hoy, se fue en retroceso, volví a los dramas, a los berrinches, a las inseguridades de niña de secundaria, a las peleas, a los reclamos, a ese círculo vicioso que nos hacía tanto daño y que según yo ya íbamos a romper. Esperen, esperen, antes de que digan "esta loca no se decide por un tema" déjenme explicarme. El problema en esta relación no es él, él siempre ha tratado de ser claro (digo claro y no sincero porque tampoco es un santo), los dos nos hemos dejado llevar por nuestros sentimientos,  y nos olvidamos de razones; y quizá era lo mejor para el momento, olvidarnos del mañana y del ayer, perdernos en el presente como sólo con él me pasa, pero para mí no era suficiente, siempre pienso en lo que vendrá después, en lo que pasó aquella vez, en cómo hacer para que no vuelva a pasar lo mismo que pasábamos siempre, en lo que íbamos a hacer en dos, tres, o seis meses, y cuando él me daba una respuesta que no me parecía, me molestaba y frustraba porque yo quería el paquete completo ahorita. Quería la relación, quería la libertad, quería el futuro y quería el presente, todo en el mismo momento. Y simplemente no se puede, no se puede querer conocer, vivir nuevas experiencias, ser libre y al mismo tiempo querer el noviazgo y todo lo que este implica, no se puede tener los planes de boda y familia mientras estás apunto de vivir tu vida, de cumplir tus sueños.  No niego que fue triste darme cuenta de esto, es difícil aceptar que no es nuestro momento, aunque en mi defensa debo decir que esto fue hace pocos días... No sé qué va a pasar, pero haré mi mejor esfuerzo para no pensar en ello, ha llegado el momento de que dejé de repetirme el pasado y de angustiarme con el futuro, es el momento de vivir. 

Es mi momento. 

martes, 15 de marzo de 2016

Segunda parte


Aquí la parte final de mi cuento.

03-Enero-2010
Hoy  no  pude  dormir,  tuve  otra  pesadilla…  en  realidad,  volví  a  soñar  con  lo  mismo.
El  doctor  sigue  sin  venir  y   las  medicinas  se  me  terminaron;  anoche  durante  mi  vigilia  estuve  recordando  que  pasó  el día  que  te  perdí.
“Aquel  día,  cuando  llegue  al  piso  esperado  caminé  hacia  la  oficina  de  mi  jefe con  la  mejor  propuesta  que  pude  haber  creado,  llevaba  media  hora  de  retraso  y el  pasillo  me  pareció  interminable.  A  mitad  de  camino,  sorpresivamente  me llamaste  y  yo  no  quise  hacerte  caso,  me  repetía  a  mi  mismo  que  no  tendría ningún  sentido  contestarte,  por  lo  menos  hasta  que  terminase  mi  junta.
Por  fin  llegué a  la  oficina  de  mi  jefe,  al  entrar  me  encontré  con  varios ejecutivos  de  la  junta directiva,  me  pusé  helado  al  ver  que  el  gerente internacional  de  ventas  estaba  a  punto  de  retirarse;  entre  silenciosamente  y acomode  mis  papeles,  después  de  una  incómoda  pausa  decidí  hablar:
-Buenos  días  tengan  todos  y  sean  bienvenidos  a  Empresas  Society,  la  razón  por  la  cual estamos  reunidos  aquí  es  para  discutir  el  incremento  en  la  tasa  de  sueños,  metas y  esperanzas  perdidos  que  ha  habido  en  nuestra  sociedad  en  la  última  década…-  fue  así  como  empecé  un  discurso  de  casi  una  hora,  durante  la cual  no  hubo  reacción  alguna  de  los  altos  mandos.  Al  finalizar  mi  discurso, recuerdo  que  el  Gerente  Internacional  de  Ventas  se  levantó silenciosamente  de  la mesa  y  se  retiró. Después   de   que  el  Gerente  Internacional  de Ventas  se  retirara  del  salón  de  juntas,  mi  jefe  fue  tras  él.  No sabía  cómo  interpretar  el  silencio  que  invadió  la  habitación,  todos  los  presentes  de  la  mesa  directiva  dirigían  sus  miradas  hacia  mí.  No  estoy  seguro  de  cuánto  tiempo  pasó,  cuando  por  fin  regresaron  al  salón  de  juntas. Ambos  me  miraron  fijamente  y  después  de  unos  minutos  que  me  parecieron  una  eternidad,  mi  jefe  comenzó  a  hablar:
-Sr.  Williamson,  su  trabajo  en  esta  empresa  no  ha  sido  lo  esperado  y  su  empleo  dependía  de  esta  presentación,  si  nos  complacía  su  trabajo  le  ofreceríamos  un  aumento  de  lo  contrario…bueno,  eso  no  importa  ahora,  porque  su  presentación  ha  cautivado  tanto  al  gerente  que  ha  decidido  ofrecerle  un  empleo  en el extranjero.-
No  me  atreví  a  articular  palabra  alguna  mientras  mi  jefe  hablaba,  solo  podía  pensar  en que  se  cumplirían  mis  sueños.  No  podía  esperar  por  llegar  a  casa  y  contarles  a  todos  las  nuevas  noticias.”
Estoy  un  poco  cansado,  será  mejor  que  me  vaya  a  dormir.
10-Enero-2010
Perdona  por  no  haberte  escrito  antes,  ¿me  creerías  si  te  digo  que  no  había  tenido  tiempo?  ¿No?  Ni  yo  me  creería  esa  excusa,  la  verdad   no  había  tenido  ganas  de  escribirte,  después  de  haber  terminado  la  carta  anterior,  me  invadió  una  súbita  ira  contra  ti; “¿por  qué  rayos  se  atrevió  a  dejarme?”  era  lo  que  pensaba  cuando  tocaron  a  mi  puerta,  creí  que  era  el  doctor  y  me  levante  a  abrir  la  puerta  pero  me  sorprendí  al  darme  cuenta  de  que  era  otra  persona;  algo  que  también  me  pareció  muy  curioso  fue  el  hecho  de  que  había  mucha  luz  en  el  pasillo,  tanta  que  me  encandilo,  quizás  fue  porque no  había  visto  nada  del  exterior  desde  que  me dejaste.  Seguramente  te  estarás  preguntando  quien  era  esta  persona  que  me  visitó,  le  pregunté  como  se  llamaba  pero  no  me  quiso  decir  su  nombre,  me  dijo  que  ya  nos  habíamos  conocido  antes,  pero  no  lo  recuerdo  aunque  eso  ya  no  me  sorprende  parece  ser  que  últimamente  olvido  todo.   Empezamos  a  platicar  y  me  comentó  que  hace  tiempo  que  quería  visitarme  pero  había  tenido  mucho  trabajo  y  por  eso  no  vino  antes;  yo  le pregunté  que  si  era  ayudante  del  doctor  que  me  había  visitado  en  Navidad,  me  pidió  que  le  contara  toda  la  historia y  así  lo hice,  cuando  finalicé  con  mi  anécdota,  noté  la  expresión  que  reflejaba  su  rostro,  era  una  especie  de  mezcla  entre  sorpresa  y  terror;  me  pidió  que  le  mostrara  el  bote  de  pastillas  que  me  había  dado  el  doctor,  cuando  se  lo  mostré,  el  terror  de  su  rostro  aumento.  Le  pregunté  que  era  lo  que  le  pasaba,  me  dijo  que  no  me  podía  explicar  ahora  pero  cuando  fuese  el momento  me  lo  contaría  todo,  me  dio  otro  bote  de  pastillas  y  se  fue.
Todo  eso  me  pareció  muy  extraño  pero  había  algo  en  ese  sujeto  que  me  causaba  confianza  y  el  hecho  de  haberlo  conocido  anteriormente  me  hizo  creer que  las  pastillas  que  me  entrego  me  harían  bien.
17-Enero-2010
Llevo  una  semana  tomando  las  pastillas  que  me  entrego  I (he  decidido  llamarle  así  porque  es  lo  único  que  recuerdo  de  su  nombre),  creo  que  he  empeorado  a  raíz  de  que  me  empecé  a  tomar  ese  medicamento ¿Qué  por  que  me  las  sigo  tomando?  Porque  I  me  ha  estado  visitando  toda  la  semana y  ha  cuidado  muy bien  de  mí.  ¿Recuerdas  que  te  había  dicho  que  ya  no  veía  luz  en  mi  ventana?  Bueno,  pues  ahora  la  veo  nuevamente  y  cada  día  que  pasa  me  encandila  más y más.  Me  está  doliendo  de  nuevo  mi  abdomen,  pero  la  diferencia  entre  estas  pastillas  y  las  otras  es  que  con  estas  pastillas  me  es  más  sencillo  recordar  que  paso  el  día  que  te  fuiste.
“Luego  de  que  le  di  el ‘sí’  a  mi  jefe,  me  dieron  el  día  para  que  pudiera  arreglar  mis  cosas  porque  querían  que  partiera  en  cuanto  pudiera.  Salí  sin  mirar  a  nadie  y  corrí  hacia  mi  casa,  estaba  eufórico;  por  fin,  después  de  un año  luchando  por  ese  puesto,  lo  obtendría.  Me  subí  al  auto  y  me  puse  en  marcha,  me  estaba  preguntando  como  tomarías  la  noticia;  decidí  llamar  a  mi  madre  para  contarle,  no  te  quise  decir  a  ti  porque  supuse  que  ya  lo  sabrías  o  por  lo  menos  lo  sospecharías.  Estaba  al  teléfono,  tratando  de  calmar  la  emoción  de  mi  madre  que  no  me  di  cuenta  cuando el  semáforo  ya  estaba  en  alto  y  yo  continúe  avanzando;  de repente  te vi  tan  hermosa, tan sonriente despidiéndote de mí y segundos después ¡puff!  Nada.”
22-Enero-2010
Hola
El  día  de  hoy  I  ha  venido  a  visitarme  y  me  ha  dicho  que  ya  era  hora.
-¿Hora  de  qué?-  Le  pregunté.
-Hora  de  irnos,  tu  tiempo  en  este  lugar  ha  terminado.  Has   recordado  que  fue  lo  que  paso  el  día  de  tu  muerte  y  ya  no  hay  ningún  motivo  para  que  sigas  en  el  purgatorio- contestó I.
Estoy  muerto ¿puedes  creerlo?  Tú no me dejaste, yo te abandoné. Esa mañana trataste  de advertirme, de decirme que ya  no  íbamos  a  poder  estar  juntos  y  no  te  deje,  de  verdad  lo  siento  mucho;  estaba  muy  contento  de  que  al  fin  iba  a  cumplirte… antes  de  que termine  tengo  que  contarte  que  el  doctor  que  me  visitó  en  Navidad,  era  una  criatura  despreciable  y  las  pastillas  que   me  había  dado  eran  para  mantenerme  en  el  purgatorio,  bueno  eso  es  lo   que  dice  I,  me  dijo  que  era necesario  que  yo  pasara   por  todo  ese  dolor  para  poder  recordar  y  seguir  adelante,  por  esa  razón  deje  de  recordar  cuando  me  empecé  a  sentir  “bien”.
Bueno,  es  hora  de  irme,  I  me  está esperando  afuera, dice  que  ya  no  podemos  retrasarnos  más  pero  yo  quería  despedirme  de  ti  por  ultima  vez.
Espero  que  cuando  leas esto,  tu ya  hayas  sido  cumplida  por  otra  persona  y  que  esta  persona  sea  la  mas  feliz  del  mundo.
Nunca  olvidaré  el día  cuando  te  presentaste  ante  mí,   tan  hermosa  y  tan  tentadora,  tan  perfecta. Tampoco olvidaré nuestro último día juntos cuando estuve a punto de hacerte realidad.
Hasta  nunca,  mi  esperanza  perdida.

lunes, 14 de marzo de 2016

De vuelta al ruedo




Que descaro el mío, los dejo intrigados con mi última entrada y luego ya no escribo nada, la verdad es que desde esa última entrada y hasta hoy, para variar, han pasado muchas cosas y, para variar, tardo un rato en volver a inspirarme. La verdad, desde que iniciamos el año he querido sentarme a escribir algo pero no he sabido muy bien acerca de qué, así que en lo que re-acomodo mis ideas, prioridades, y me reencuentro con mi inspiración me pareció una buena idea dejarles mis cuentos, o en este caso fragmentos de un cuento en particular, los demás los iré subiendo en entradas posteriores para mantenerlos al filo y no piensen que ya no quiero seguir escribiendo en mi blog. Deben de saber que soy un poco descuidada, despistada, y no muy disciplinada que digamos, a veces se me va la onda y si no tengo a alguien que me recuerde las cosas constantemente, no les voy a dar un seguimiento, en especial cuando se trata de mi inspiración, la muy canija tiene su propia voluntad y cuando la necesito no suele presentarse. Pero en fin, dejaré de justificarme y les dejaré con mi cuento, este cuento lo hice cuando estaba en la preparatoria, si mal no recuerdo a finales, así que ya es algo viejo, mi estilo de escritura no ha cambiado mucho pero aún era joven cuando lo escribí, así que les pido benevolencia cuando me juzguen.


RECUERDOS  DE  UNA  ESPERANZA
05-Dic-2009
Esta  mañana  desperté  y  pude  notar  el  vacio  de  tu  ausencia.  Desde  que  te  fuiste,  el  tiempo  ha  sido  una  carga  pesada  para  mí,  las  horas  parecen  ser  eternas  y  el  día  parece  nunca  terminar.  ¿Por  qué  tuviste  que  irte?  Recuerdo  haber  estado  molesto  el  día  de  tu  partida  pero  la  razón…  ¿Cuál  era  la  razón?  Creo  que  la  he olvidado,  es  absurdo  que  la  haya  olvidado  pues  por  ella  te  perdí.
Espera…creo  que  me  acuerdo  de  algo,  aquella  mañana  lucias  más  hermosa  que  de  costumbre,  me  levanté  de  la  cama  sin  prestarte  mucha  atención,  había  pasado una  mala  noche  y  me  esperaba  un  arduo  día  de  trabajo,  como  si  eso  no  fuera poco  ya  no  había  nada  en  el   refrigerador  y  yo  tenía  un  hambre  atroz… y  tú,  tú estabas  más  bella  que  nunca,  mucho  más tentadora  que  otro  días  ¿Por  qué?  ¿Por  qué ese  día  en  especial?  Continúe  ignorándote,  me  encontraba  tan  absorto  en  mis pensamientos  que  no  escuchaba  tu  voz  llamándome.  “Si   tomó  la  ruta  X  llegare  a  la  oficina…pero  no,  esa  ruta  pasa  por  la  calle  5,  será  mejor  que me  vaya  por  la  calle  7  para  evadir  el  trafico  de  la  Av.  Principal  porque  sino llegare  tarde”.  Al  salir,  ni  siquiera  me  despedí  y  tu  quedaste  sentada  sin  decir nada,  alertándome  de  lo  que  iba  a  suceder  y  yo,  yo  no  me  despedí.
10-Dic-2009
Hoy   no  tengo  ganas  de  levantarme,  llevo  días  así,  sin  ánimos  de  hacer  nada,  no me  he  presentado  al  trabajo,  me  parece  extraño  que  nadie  haya  llamado  aún  para  preguntar  por  mi  estado físico…o  mental,  creo  que  han de  pensar  que  me volví  loco  desde  el  día  que  me  abandonaste.  No,  no  lo  tomes  a  mal,  no  te  estoy  reclamando,  fuiste  lo  mas  importante  en  mi  vida  y  me  dolió  a  sobremanera  que  me  dejaras  solo.
Le  estoy  encontrando  algo  positivo  a  estas  cartas,  me  ayudan  a  recordar  que  pasó  ese  día,  no  tengo  idea  de  porque  lo  he  olvidado.
“Jeniffer me saludó cuando  llegué  a  la  oficina.  No  contesté,  estaba furioso  porque  tenía  hambre  y  ya  iba  tarde  a  mi  junta.  ‘Hoy  será  el  mejor  día, obtendré  ese  acenso’  me  repetía  mientras  el  elevador  me  llevaba  a  mi  destino final.  Ya  anteriormente  había  recorrido  ese  mismo  camino  y  sin  embargo  esa  vez me  sentía  más  nervioso…”
Un  pequeño  halo  de  luz  se  cuela  por  la  ventana,  vaya  que  es  realmente  molesto, me  quiero  parar  pero  mis  piernas  no  me  responden.  Deben  de  estar  entumecidas, llevo  mucho  tiempo  en  la  misma  posición.  Tras  varios  intentos  logro  levantarme pero  sigo  sin  sentir  mis  piernas.
Y  ahora  que  lo  pienso,  lo  mismo  sucede  con  mis  brazos.
12-Diciembre-2009
Siento  un  terrible  dolor  en  mi  abdomen,  supongo  que  debe  de  ser  de  hambre ¿mis  piernas  y  brazos?  En  la  misma  situación,  parece  como  si  no  estuvieran.
Mi  cabeza  continua  con  el  arduo  trabajo  de  recordar  que  paso  el  día  de  tu partida.  Por  la  ventana  siguen  entrando  destellos  de  luz.
Mis  pensamientos  siguen  sin  querer  ceder  a  esta  lucha,  y  pareciera  como  si  entre  más  intentara  acodarme  de  algo  más  quisiera  olvidarlo.
15-Diciembre-2009
Esta  mañana  me  desperté  con  la  sensación  de  que  mi  habitación  era  más pequeña,  esos  rayos  de  luz  que  entran  por  la  ventana  realmente  me  están  afectando.
Desde  ayer  que  no  puedo  levantarme,  la  luz  que  se  cuela  es  cada  vez  más  molesta,  quiero  levantarme  a  cerrar  las  cortinas  y  sin  embargo  no puedo.
De  verdad,  te  extraño… trato  de  recordar  que  más  pasó  el  día  que  te  perdí,  mis recuerdos  son  cada  vez  más  borrosos,  temo  que  un  día  pierda  mi  memoria.
16-Diciembre-2009
No  te  pensaba  escribir,  me  estoy  sintiendo  peor  cada  día  que  pasa,  pero  recordé que  hoy  se  cumple  un  año  de  cuando  te  apareciste  ante  mí;  acababa  de graduarme  y  no  tenía  la  menor  idea  de  lo  que  iba  a  hacer,  nada  me  importaba. Recuerdo  que  estaba  pasando  frente  al  edificio  donde  ahora  trabajo  y  fue  cuando te  conocí  y  a  partir  de  ese  momento  mi  vida  cambió,  pero  ahora  que  te fuiste creo  que  he  vuelto  a  ser  el  mismo  de  hace  un  año.
La  luz  de  la  ventana  aumenta  cada  día  más  y  pareciera  como  si  mi  dolor aumentara  también  junto  con  esta,  el  hambre  ha  desaparecido  y  ha  sido  sustituido  por  un  terrible  dolor  en  mi  abdomen.
22- Diciembre-2009
Perdón por no haber escrito antes,  he empeorado desde la última vez que te escribí.
Comencé a toser sangre,  trato de dormir,  de descansar un poco pero los ataques de tos  no me lo permiten…
Estoy muy cansado para seguir escribiendo, faltan tres días para Navidad, esperaba  poder  estar  contigo.
24-Diciembre-2009
Es Noche Buena, la luz de la ventana comenzó a disminuir y me estoy sintiendo mejor,  ya he dejado de toser sangre y mis extremidades ya no están entumecidas... creo que ya  va a ser medianoche, aún no me explico cómo es que siempre hay luz ¿no será acaso un  producto de mi imaginación? Están sonando las campanadas, donde quiera que estés  ¡Feliz Navidad! Espero que hayas encontrado a alguien que te valore más de lo que yo te valore.
Oigo pasos en el corredor ¡creo que alguien viene! ¡Por fin se acordaron de mí!
La  puerta  se  abre,  veo  una  silueta  ¿Quién  será?  La  emoción  me  invade,  no puedo  esperar  ¿Quién  será?  Se  acerca  a  mí,  creo  que…
25-Diciembre-2009
¡Feliz  Navidad!  Disculpa  por  haber  dejado  inconclusa  tu  carta  ayer,  fue  tanta  mi emoción  que  perdí  el  conocimiento,  hace  tiempo  que  no  me  esforzaba  tanto.
Seguramente  querrás  saber  quien  vino  ayer,  pero  no  puedo  responderte  era  un   hombre  a  quien  no  conocía,  le  pregunté  como  fue  que  supo  de  mí,  me  dijo  que era  doctor  y  que  había  venido  a  verme  porque  los  vecinos  se  preocupaban  por mí ¿puedes creerlo?  Yo  no  lo  creí  en  un  principio  pero  luego  de  que  me  dijo  su  nombre  comencé  a  confiar  en  él… es  raro,  olvidé  como  se  llamaba,  en fin,  le comenté que desde  hace  tiempo  no  me  levantaba  de  la  cama,  que  había enfermado  gravemente, bueno, lo  que  ya  te  había  dicho  a  ti,  ¿sabes  lo  que  me dijo?  Que  sufría  un  extraño  caso  de  depresión  severa  y que si no la tratábamos a tiempo  podría  ser  mortal  ¿puedes  creerlo?  Me  dio  un  bote de pastillas, dijo que  tenía  que tomarlas cada hora todos los días hasta su próxima visita, luego para mi sorpresa me dijo que te había visto, no tengo ni la menor idea de cómo supo de nuestra relación, le comenté que te extrañaba y que no podía recordar porque te fuiste, me dijo que no me preocupara, que no lo había olvidado solo que con la depresión había omitido ese recuerdo, dijo que si seguía al pie de la letra  sus instrucciones con  el  tiempo podría recordar ese día, le pregunté si podría recuperarte, no me  contestó, dijo que se le hacía tarde para sus próximas visitas y se fue. ¿No es raro que un doctor trabaje en la víspera de Navidad?
Después de que se fue me quedé pensando ¿Algún día podre recuperarte?

30-Diciembre-2009
Han pasado cinco días desde que te escribí la carta pasada, me he estado tomando las pastillas y la luz de la ventana casi desaparece por completo parece ser que el tratamiento del doctor está funcionando. Sin embargo desde que comencé a tomarme ese medicamento no he podido recordar que pasó el día de tu partida.
02-Enero-2010
He mejorado notoriamente, ya puedo levantarme de la cama y ya no veo  ninguna luz por la ventana. El doctor no ha venido desde Navidad y no he sabido nada de él.
He notado algo curioso, no escucho ruidos, mis vecino han estado muy callados… es raro.

Anoche tuve una pesadilla, soñé que caía al vacío y no terminaba de caer; fue realmente  aterrador.