Este adiós que te guardo
está madurando con los días
Exprimo nuestra vivencia
y no la dejo quedarse
en el pasado
No puedo avanzar contigo
porque te deseo a cada instante
y desear lo que no se puede tener
es como escribir
está madurando con los días
Exprimo nuestra vivencia
y no la dejo quedarse
en el pasado
No puedo avanzar contigo
porque te deseo a cada instante
y desear lo que no se puede tener
es como escribir
sin que nadie te lea
Eso seguro que lo entiendes
Te quiero pero no deseo luchar
contra el destino
Disfrutaré de vez en cuando
de tu recuerdo
que seguirá alterándome
Eso seguro que lo entiendes
Te quiero pero no deseo luchar
contra el destino
Disfrutaré de vez en cuando
de tu recuerdo
que seguirá alterándome
Mario Benedetti
A mis lectores (y a ti también, amor) antes de que empiecen, les recomiendo escuchar estas canciones mientras me leen: Y sin embargo te quiero
Te escribo con la esperanza de que me leas, y con la certeza de que no lo harás. Desde el primer momento en que te vi (no miento ni exagero, de verdad me pasó) supe que serías alguien especial, fue un flashazo de menos de cinco segundos, tú y yo viendo una película, nada más. Estoy total y completamente enamorada de ti, mi corazón es tuyo y ha sido tuyo desde hace tiempo. Quiero compartirlo todo contigo: risas, historias, viajes, aventuras, mi familia, mi vida, TODO. Pero también soy egoísta y no te quiero compartir con alguien más, no quiero compartir tus besos, tus abrazos, tus caricias, tus palabras bonitas, las risas, las historias, los viajes, las aventuras. Quiero que lo vivamos nosotros dos. Quiero que exista un nosotros dos.
Siempre me has dicho que tú me quisiste primero pero te puedo asegurar que no es verdad. Yo sé que te quise antes, te quise desde antes de aquel 28 de abril del 2013 cuando fuimos a ver el remake de Evil Dead, y, de alguna forma, te he querido desde la primera vez que te vi en aquel pub, en aquella fiesta de despedida donde no hablaba con nadie, desde aquella primera plática sobre películas. En ese extraño 22 de febrero del 2013, te empecé a querer, y te he ido queriendo cada vez más. Te quise más una calurosa tarde de agosto después de nuestro primer beso, te quise más cuando fuimos a ver En Llamas después de tres meses sin vernos, te quise más cuando fuimos a ver El Hobbit: La desolación de Smaug (no tienes idea de cuánto te quise ese día), te quise más cuando me invitaste a aquella graduación, ese 18 de enero del 2014, cuando supe que estaba perdidamente enamorada de ti. Cada día, cada semana, cada mes, cada salida, cada película, cada pelea, cada separación, y cada reconciliación, te he querido más.
Me gustas, me encantas, me fascinas, te quiero, te adoro... TE AMO, lo digo con toda la seguridad. Te he llorado más de la cuenta y es increíble que siga teniendo lágrimas por ti, me he enojado tantas veces contigo y es increíble que siga sintiendo lo mismo por ti. Volteaste mi mundo de cabeza, y los has mantenido así desde que te conocí. Pero no quiero vivir siendo una opción para ti cuando tú eres el único para mí. Jamás te podré ser indiferente, y si me buscas, te responderé; lo cierto es que no puedo concebir mi vida sin ti, te quiero en ella pero no puedo más. No merezco seguir así. Merezco a alguien que me quiera como tú dices quererme pero con el paquete completo. Merezco a alguien que me trate como la princesa que dices que soy para ti, que me chiquee como todas las veces que tú me chiqueaste, que me haga reír como tú lo haces, que me haga sentir segura como me sentía contigo, que me vea en su vida como tú decías que me veías en la tuya, que esté locamente enamorado de mí como tú dices que lo estás, que me canse como las veces en que tú me cansabas, que se escape del mundo conmigo como nos escapábamos juntos, pero sobretodo, que me respete y me quiera como yo te he querido a ti desde que comenzamos nuestra historia, que me sea fiel como yo a ti, que no necesite de alguien más para ser feliz como lo he sido yo contigo. Merezco al hombre de mi vida, que me mire como yo te veo a ti, que se desviva por mí como yo me he desvivido por ti, que quiera vivir conmigo todo lo que yo he querido vivir contigo, que me dé su amor incondicional y sin restricciones como yo te he dado el mío.
Eres y siempre serás mi excepción a todo. Eres mi "bueno, lo intentaré" de mi "no me gustan las relaciones a larga distancia", el "no importa" de mi "la siguiente relación será una seria", eres mi "¿qué te digo?" de mi "yo nunca haría eso", mi "todo está bien" cuando no lo está, mi "sí" cuando quiero decir no, eres el "lo quiero a él sin importar qué" de mi "merezco algo mejor". A mis 22 años, sé que eres el amor de mi vida, aunque muy probablemente no seas el hombre de ella. Sé lo que vas a decir, "estamos muy chicos para pensar en eso", pero déjame platicarte que mi mamá tenía 17 años cuando supo que mi papá era el amor de su vida y el hombre con el que se iba a casar. Ella cuenta que cuando lo conoció, se vio a sí misma casada con él, fue una imagen fugaz, apenas y la pensó, pero desde ese momento lo supo. Por muchos años no lograba entender e inclusive me costaba creer que pasara algo así como en las películas, que realmente existiera el "amor a primera vista", y sigo sin creer que exista así como lo plantean en las películas, pero tengo la certeza de que cuando conoces al amor de tu vida, lo sabes desde el primer momento, a lo mejor en ese instante no te das cuenta pero con el paso del tiempo todo va cobrando sentido.
Eres mi kriptonita, mi flaqueza en mi fortaleza, mi debilidad en mi fuerza de voluntad. Si me buscas en 20 años (y por alguna razón estoy soltera), no lo pensaría ni dos veces, incluso en 20 días, 20 semanas, o 20 meses, no lo pensaría, volvería contigo (si me buscas en 20 horas sí lo dudaría), así como en tantas otras ocasiones. No le temo a admitir mi debilidad hacia ti, ya lo sabes, no me puedo resistir a ti. Pero ya me cansé, no puedo más. Estoy cansada de enamorarme e intentar desenamorarme y volverme a enamorar de ti, estoy cansada de conformarme con lo que me das cuando yo quiero más (¿si ya sabes como soy de qué te sorprendes?), estoy cansada de tus llegadas tardes, estoy cansada de tus "cero dramas", estoy cansada de tus "peros". Siempre seré tuya pero hoy estoy cansada de ti. Hoy no quiero ser Penélope que se sienta en un banco en el andén a esperar que vuelvas en el primer tren (sé que no entiendes esta referencia, en mayo Martha me la dijo y hace días que no dejo de pensar en eso, busca Penélope de Joan Manuel Serrat, no es necesario que la escuches con que leas la letra entenderás). Hoy me quiero más a mí.
Te escribo esta carta sin ningún fin en específico, sólo quiero que sepas lo que siento por ti. Te escribo con la esperanza de que la leas, negándome a creer que no lo harás, pidiéndote que lo hagas, y que si lo haces me des alguna señal (como la que recibí cuando comenzamos a hablar: la paleta de corazón que me diste... se cayó y se rompió).
Te adoro, mi Kuschelbär.