domingo, 12 de abril de 2015

Amor Primero... Segundo, Tercero y Cuarto.

Alguien dijo que el olvido está lleno de memoria, pero también es cierto que la memoria no se rinde. Dos por tres suenan como campanitas en el ritmo cardíaco y una escena se hace presente en la conciencia como en una pantalla de televisión. Y aquel cuerpo que las manos casi habían olvidado vuelve a surgir como un destello hasta que otra vez suenan las campanitas y el destello se apaga. ¿Te ocurre a veces algo así? ¿O será que me estoy volviendo un poco loco? Puede ser. Mientras tanto este probable loco te envía un invulnerable abrazo.

Mario Benedetti


Abro este blog con fines meramente de desahogo, mucho tiempo escribí en libretas todo lo que se me venía a la mente cada que me llegaba una epifanía, pensando que en algún punto alguien lo iba a ver, pero nunca pasaba, siempre fui demasiado tímida como para mostrarlas al público y demasiado consciente que si les mostraba a mis amigos mis escritos todo el tiempo los llegaría a cansar por estar hablando una y otra vez del mismo tema. Ya había considerado anteriormente el abrir un blog, y por decidia no lo había hecho, pero ahora siento que es el momento adecuado para hacerlo. ¿Qué mejor manera de desahogarme si no es con un montón de desconocidos frente a una pantalla? No sé cuántos lo leerán, no sé si será entretenido, pero espero que para aquellos aventureros que se atrevieron a leerme les resulte placentero.

Empiezo mi primera entrada con un texto acerca de mis desamores, quizá sea algo arriesgado, quizá un poco atrevido, pero como seres humanos hacemos lo necesario para salir adelante después de una situación desagradable. Inicié con el fragmento de un escrito de mi autor favorito, Mario Benedetti porque explica a la perfección cómo me siento en este momento y es un buen preámbulo para mis palabras: 

Hay algo que deben saber de mí, y que probablemente después de leer mi escrito se sorprendan de mi testarudez, pero debo confesar que creo en el amor verdadero. Creo en mi media naranja, mi otra mitad; me encantan las historias de amor y amo los finales felices. Creo que en la vida no hay un sólo final feliz, sino un nuevo comienzo junto a tu persona amada, y sí creo que es posible encontrar el amor eterno. Dicho esto, entenderán mejor cada una de las cosas que les vaya contando a continuación. Al final, ustedes juzgarán. 

A lo largo de mi vida he tenido montones de enamoramientos pasajeros, pero sólo cuatro lograron cambiar mi vida. 

La primera vez que me enamoré tenía 15 años. Llevaba más de la mitad de mi vida conociendo al muchacho del que me enamoré, era vecino mío y muy amigo de mi primo, solíamos salir siempre a jugar al parque frente a mi casa. Por cuestiones ajenas a nosotros (la vida, podría llamarle), nos separamos durante casi la mitad de mi vida. Cuando nos volvimos a ver, algo se encendió entre los dos, y aunque ya no éramos los mismo niños de 8 años que jugaban en el parque, aún no salíamos de ese mundo infantil, e ingenuamente quisimos jugar a ser adultos. Una serie de malas decisiones hicieron que nos alejáramos, él tenía novia y yo ya no quería seguir como estábamos. Nos peleamos y finalmente, algo estalló y nos separamos para siempre. Tiempo después y con la experiencia que dan los años, me di cuenta que definitivamente él nunca se acercó siquiera a ser el amor de mi vida. Dicen que el primer amor nunca se olvida, y es verdad, a partir de este momento, di el primer paso para convertirme en quien soy ahora.

La segunda vez tenía 16, podría llamarlo mi "crush intelectual". Me venía recuperando no sólo de la desilusión del primer amor, sino también del daño que esta relación me causó. No quería volverme a enamorar, pero pasó. De alguna manera, me terminé enamorando de él. Juntos crecimos, descubrimos nuestras metas, nos convertimos en quienes somos ahora. Causó un gran efecto en mí. Aunque nunca pasó algo "bien" entre los dos, estuve casi cuatro años enamorada de él, creí que siempre sentiría algo por él y no me equivoqué. Hoy, es uno de mis mejores amigos y uno de los pocos hombres a los que me atrevo decir que amo. Mientras estuve enamorada de él, pensé que él sería el amor de mi vida, imposible tal vez, pero el amor de mi vida. Ahora me doy cuenta que tampoco era el indicado. 

La tercera vez tenía 19 años, fue algo fugaz (de septiembre a diciembre) pero muy dañino. No estoy yo para contarles, ni ustedes para saberlo pero ya que estamos con las confesiones, confieso que le "bajé el novio" a una amiga. Voy a detenerlos antes de que empiecen a juzgarme despiadadamente, porque reconozco que en algunas ocasiones puedo ser una perra, pero en esa ocasión lo hice sin pensar. Todos cometemos estupideces en nuestras vidas y esa ha sido la más grande que yo he cometido. Hoy me arrepiento completamente de mi proceder. Perdí una buena amiga por un amor cobarde. Él nunca supo hacerse responsable de sus acciones, y nosotras tuvimos que limpiar los platos sucios. Al final, ellos terminaron juntos. Y yo, terminé destrozada. Me gané una reputación, me sentí completamente sola. Aquellas personas con las que convivía, aquellas personas con las que siempre tuve un gesto amable, me dieron la espalda. Fueron los primeros en señalarme con el dedo. Fue difícil. Aún hoy siento el peso de mi error, pero si algo me ha enseñado el cine (una de mis más grandes pasiones) es  a siempre sacar el lado bueno de las cosas; y a pesar de todo lo complicado de la situación, gracias a ella, descubrí quienes eran mis verdaderos amigos. Mi error me obligó a madurar. 

La cuarta vez que me enamoré, fue inesperada pero sospechada. Todavía no superaba los estragos de la vez anterior, ir a la escuela era un martirio para mí. Entonces lo conocí. Lo conocí en una fiesta, era un muchacho guapo y simpático, resulta ser que estudiaba lo mismo que yo. Teníamos un gusto en común: el cine. A pesar de esto, sabía que era un imposible para mí, los dos teníamos formas de ser muy diferentes, yo demasiado tímida, él demasiado extrovertido. Después de esa fiesta me dije a mí misma que él, y otro muchacho, serían mi motivación para ir a la escuela; los dos eran un imposible, pero eso hacía las cosas más simples, sólo los iba a ver. Sin embargo, con él las cosas se fueron dando poco a poco, y cuando menos  lo esperé ya esta perdidamente enamorada. Fue diferente de las otras ocasiones,  que sólo duraron meses. Salimos durante un año y para no ser algo formal, eso ya es mucho decir. Por primera vez sentí un futuro tangible ahí, ya no era solamente un juego de niños, era algo real. Pero como todas las demás, llegó a su fin. No puedo decir que duele menos, pero sé que he crecido más. 

Pero dentro de todas estas historias de desamor, encontré algo muy especial. El amor más fuerte, el más intenso que he llegado a sentir, ha sido por aquellas personas que me acompañaron a través de los malos momentos, algunas fueron quiénes menos esperaba, otras estuvieron para mí desde el primer amor. Es lo que más claro me ha quedado de todas estas experiencias. A quienes terminé amando, no fueron los sujetos de los que me enamoré (a excepción del número dos), fueron las pocas personas que me acompañaron durante, y sobretodo, después de mis relaciones. Ellos fueron quienes me ayudaron a crecer. Ellos me enseñaron esa clase de amor que sabes que va a durar, a pesar del tiempo y las distancias. Ese es amor real. 


2 comentarios:

  1. Muy buena tu primer entrada, aunque te sentí algo tensa, quizá porque sabias que la gente leería esto y te limito un poco mientras escribías, no lo hagas, es solo una recomendación.

    La verdad creo que soy de las pocas personas que leerá esto con otros ojos, ya que para mi fue como revisar una libreta de apuntes o un álbum de fotos, me gusto mucho leerlo :3

    Bienvenida la mundo de los blogs, ten cuidado son como una droga, una vez que inicias uno es duro parar.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Pancho! Significa mucho viniendo de ti :3

      Ya me estoy dando cuenta que es adictivo, ya voy a escribir la segunda entrada de la noche xD

      Borrar