del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.
Mario Benedetti
Segunda entrada de la noche, me siento algo inspirada. ¿Por qué será que Mario Benedetti tiene un poema para cada ocasión?
Una de las cosas más difíciles de la vida (aparte de las matemáticas) es desenamorarse cuando el amor de tu vida (en turno) decide terminar contigo. Pasas por una serie de etapas, que no importa cuántas veces te pasen, siempre resultan ser una joda. Pero hay una etapa en específico de la que quisiera hablar. La indiferencia.
Después de que te lamentaste con tus amigos, después de que le diste mil vueltas a la situación y sigues sin lograr encontrar una explicación, después de que más de una vez evitaste los lugares que solían visitar, después de que te convenciste que no era la persona indicada para ti, después de que rogaste por no toparte con esa persona alguna vez, un día te das cuenta de que algo cambió. Ya no temes encontrarte a esa persona inesperadamente por la calle. Ya no ves fantasmas donde antes los veías. Y cuando eventualmente te topas con esa persona, ya no te da un salto el corazón, simplemente lo dejas pasar.
Como les contaba en la entrada anterior, estas son mis cifras duras:
- Cuatro veces me he enamorado
- Dos veces he odiado al sujeto en cuestión
- Cuatro veces he perdonado
- Dos se volvieron un cero a la izquierda para mí
- Uno es de mis mejores amigos
El asunto con la indiferencia, es que cuando terminas mal con alguien es de esperarse que un día esta persona te dejé de importar, me fue más fácil pasar del odio a la indiferencia, como me sucedió con Uno y Tres (para no herir susceptibilidades, de ahora en adelante los conoceremos por el número que representaron en mi vida), pero ¿qué pasa cuando simplemente el amor no fue el mismo? ¿qué pasa cuando la otra persona se desenamora antes que tú? Como pasó con Dos y Cuatro.
Con Dos me pasó algo muy extraño, aún no logró explicar cómo fue que me desenamoré de él, fue algo que eventualmente pasó. Verán, a Dos lo conozco desde hace ya un tiempo, estuvimos juntos en un taller y después de entrar a la universidad nos seguimos frecuentando. Siempre que lo veía, sentía que algo en mí se encendía, cuando nos tocábamos sentía mariposas otra vez. Me entristecía pensar que me sentiría igual cada que nos viéramos. Aunque me gustan las historias románticas de amores imposibles, era algo extraño y triste a la ver, estar viviendo eso en carne propia. Escribí muchos cuentos en relación a eso. En serio, creía que iba a durar para siempre, hasta que un día, simplemente las mariposas no asistieron a nuestra cita habitual. Un día, él, junto con otros amigos, fueron a mi casa, y mientras reíamos y bromeábamos, me di cuenta que lo que sentía por él, había muerto. Había llegado a su fin. Sin embargo, no lo veo con indiferencia. Tampoco es un amigo más, como les decía en la entrada anterior, es uno de los pocos hombres a los que amo. En esta ocasión, la indiferencia no llegó.
Ahora, lo que me sucede con Cuatro es algo mucho peor que lo que me sucedió con Uno y con Tres. Él se desenamoró y yo no he sabido cómo manejar ese desamor. Cuatro y yo pasamos muchas cosas que no pasé con nadie más y que no pasaré con nadie más, compartimos cosas que no se comparten con cualquiera, di un gran paso con él (sólo les diré que los últimos siempre serán los primeros), me enamoré perdida y completamente de él. Descubrí que el amor y la confianza son ciegos, descubrí que sin importar cuántas veces me abrieran los ojos, siempre los volvía a cerrar. Aprendí que cuando dos personas están enamoradas todo se puede, las distancias no importan, los besos nunca faltan, y todo es maravilloso. Benedetti lo explica muy bien: la desdicha se llena de milagros, el miedo se convierte en osadía. Pero también descubrí lo difícil que es "desenamorarse" de lo que alguna vez creíste que era amor.
Ha sido muy doloroso tener que volver a pasar por todas esas etapas que mencionaba al principio, pero contrario a lo que pudieran imaginar, las manejé mejor de lo que pensé (quiero creer que esto es lo que comúnmente llaman madurez). Sin embargo, he llegado a un muro en mi camino. La indiferencia. Esta tarde, desperté de mi siesta vespertina con la sensación de sentirme vacía, apática, desganada, gris... No era apatía con mi entorno, ni desganas hacia mi futuro. Era una apatía hacia mi yo de ese momento. Mi yo de hace cinco horas, se sentía apática hacia mi yo de hace un año que se había enamorado perdidamente de alguien. Y mientras mi yo de hace cinco horas trataba de ordenar sus pensamientos me di cuenta de algo, le estaba siendo indiferente a él. Recordar los momentos bonitos, las palabras de cariño, los besos dados, los planes creados, ya no me dolía. Ya no creaban un agujero negro de dolor dentro de mí que me iba consumiendo (disculpen que a veces suene muy dramática, pero soy una Drama Queen). Y entonces mi yo de hace cuatro horas se dio cuenta que lo que más le asustaba, era sentirse indiferente por alguien que hace cinco días creía que estaría en mi corazón para siempre. Eso sí me dolió.
A pesar de los malos ratos, a pesar de los momentos difíciles, Cuatro fue alguien importante para mí, y pensar que se convertiría en un cero a la izquierda más, aterrorizó a mi yo de hace cuatro horas, aterroriza a mi yo de ahora. No creo que sea algo justo para mi yo de hace un año, que alguien que llegó a ser todo, que me conoció mejor que nadie, ahora se vuelva uno más en mi lista. Ya se dijo lo que se tenía que decir, los cabos que quedaban suelto ya están atados (o eso quiero creer). Las cosas están aclaradas, las cosas están "bien". Pero no sé si lo quiero en mi vida o no, ya no lo puedo ver igual. Y sé que ahora queda seguir con lo que venga. ¿Pero cómo seguir?..... ¿cómo seguir?
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