Mario Benedetti.
He de confesarles algo, mis lectores, he estado muy nefasta. Les mentiría si les dijera que es algo reciente, porque no es así, ya llevo meses con esta actitud.
Todo comenzó en septiembre del año pasado. Me había peleado por millonésima vez con Cuatro, me habían rechazado por milésima vez del intercambio, y para colmo, dos de las cuatro semanas del mes me la había pasado enferma. Creo que fue en ese momento cuando una nube negra se empezó a formar encima de mí.
Cada día que pasaba, esa nube negra se iba haciendo más grande. Y tengo que admitir que no solamente tenía una nube negra sobre mí, estaba en un hoyo también, y cada día que pasaba, cada día que yo seguía de nefasta, más grande era mi nube y más profundo el hoyo. Hubieron momentos en los que creí que al fin empezaba a salir de mi hoyo, pero mi nube me impedía avanzar más.
Estuve nefasta con todos. Mi actitud dejó mucho que desear. Busqué problemas hasta por debajo de la piedras, todo me molestaba, hice drama de todo, y me quejaba con todos de todo. No tengo palabras para agradecerle a mis amigos que tuvieron que soportarme una y otra vez con esta actitud. Sí, me harté de la vida que estaba teniendo. Me cansé de mi "mala suerte", de que nada me saliera bien. Me llovió sobre mojado y también me granizó. Sí, la pase muy difícil... Pero ya me cansé.
El día de ayer y hoy fueron días muy extraños, por así decirlo, viví una montaña rusa de emociones. El primer día de clases comenzó un poco mal, me levanté cansada porque no había dormido bien, y con una sensación extraña. En mi interior me decía que yo ya estaba "bien", que lo que había llorado la noche anterior me había servido para no sentirme mal, más tarde me di cuenta que no fue así. Después de la clase express de las 7am, tomé secuestrada (sin querer queriendo) a una compañera, y me desahogué. Entré a mi clase de las 10 un poco más "tranquila", sí sí, la señorita ya se sentía "liberada" (mentira), y me enteré de la triste noticia de que había muerto Eduardo Galeano, quizá fue por mi hipersensibilidad pero vaya que me entristeció saberlo. En fin, en la clase tuve que hablar con la maestra para justificar la ausencia del reporte que se suponía teníamos que entregar ese día, faltó poco para que me pusiera a llorar... ¡y eso que sólo le dije que había estado deprimida en las vacaciones! Entre triste y cansada, fingiendo que ya me sentía bien, que me sentía tranquila, me fui a mi casa a descansar, sólo para darme cuenta que no tenía llaves y no había nadie. Tuve que esperar sentada en una esquina de la cochera a lado de una araña muerta porque sólo ahí había sombra, a que llegaran mis papás. Pero es aquí donde nuestra historia da un giro. En mi espera, aproveché para skypear con un amigo, y, nefasta como estaba, me empecé a desahogar. Mi (amado) amigo con toda la paciencia y dulzura del mundo (no es sarcasmo, es de verdad) me dijo las palabras exactas para que yo dejara de llorar. Fue como un balde de agua fría. Por cuestiones personales no les compartiré todo lo que me dijo, pero si una frase en especial: "Ya le debes horas a la vida. Si cambias tu actitud cosas buenas te van a pasar". ¡Y es verdad! Pasé tanto tiempo ahogándome en mi propio hoyo que se llenaba con la lluvia de mi nube negra, que no me di cuenta que el hoyo en el que estaba no era más que una pequeña zanja. Después de esto, me dije que ya era suficiente de llorar y que no iba a desperdiciar más horas de mi vida pensando en algo que ya llegó a su final. Me sacudí mi nube negra, pensando en sus palabras, y no les miento, me sentí mucho más ligera.
Ya con esa mentalidad y sin mi nube negra encima, hoy tuve la oportunidad de levantarme tarde porque la clase de las 7 se había cancelado; desperté ligera y tranquila, sin la necesidad de pensar en lo que fue. El día siguió su curso de manera normal, nada interesante pasó. Hasta que, camino a mi camión me topé con mi maestra favorita que me dio palabras de aliento para seguir con mi tesina. Podría no parecer gran cosa, pero que ella lo dijera significó mucho para mí. Después, fui con mi abuelita a comer y vaya sorpresa me que llevé ¡había hecho pozole! Para entender la magnitud del detalle, deben de saber que mi comida favorita en todo el universo es el pozole, y no hay nada mejor que el pozole que hace mi abuelita. Cuatro platos de pozole. Y ya entrando en confesiones, debo de decir que no hay nada que me haga más feliz que cuidar a un bebé, y hoy, nos visitaron tres.
Quizás puedan pensar que son pequeños detalles, pero a fin de cuentas, son esos pequeños detalles los que más llegamos a disfrutar. Mi primer día sin mi nube negra, estuvo llenó de esas pequeñas cosas que me hacen feliz. Pequeños detalles que en un día "normal" no llegan a pasar, por lo menos no todos juntos. Es cierto, fue raro no compartirle a Cuatro todas estas pequeñas alegrías de mi día, pero no hacerlo me permitió disfrutarlas más. No estuve pegada a mi celular esperando a ver cuando me iba a contestar, estuve cargando y jugando con mis bebés. Estuve tranquila.
Estuve feliz.
Acabo de comenzar a leer tu blog y no sé pero siempre me ha gustado como te expresas (envidia mil) bueno ya a lo que venía.
ResponderBorrarPerdón no pude evitar reír en la parte de la araña muerta ahahaha te imaginé hecha bolita en la esquina y fue gracioso, podría hacer un dibujo de eso -si supiera dibujar, claro- por otro lado, me alegra bastante el hecho de que ya te sientas mucho mejor :3 <3 ya verás que vendrán cosas super cools cofcofnoruegacofcof.
Mucho ánimo Itza-nahoria c:
*Tuve que crear una cuenta para comentar YISUS!! así que ignora el nombre y solo lee lo que deje aquí xD
Muchas gracias, Chaiiotlan :3 <3 la parte de la araña fue muy graciosa, era eso o morir achicharrada xD cofyacofcasicofnoruegacofcof jaja
Borrar*Nombre ignorado, comentario leído xD